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Si se pensaba que las novelas de espías estaban de capa caída, estamos en un error. Hoy en día hay un gran número de propuestas como “Transbordo en Moscú” de Eduardo Mendoza, una interesante publicación que no debemos dejar pasar de largo.
Esta novela nos sitúa en diferentes momentos de la historia, como por ejemplo la agitada transición política española, la cual ha dado paso a una importante prosperidad económica que parece que se alargará en el tiempo.
Por otro lado, con la caída del muro de Berlín, se pone fin a un proceso de transformación que es la crónica del descalabro de la URSS, de la Rusia comunista que conocimos hasta los años 80. Y a ello, hay que sumar algo que hasta el momento era inimaginable, la conquista del reino
Transbordo en Moscú nos lleva por diferentes lugares del mundo
El protagonista es Rufo Batalla, a quien veremos por diferentes rincones del mundo. Escenario de sus andanzas son Londres, Nueva York, Viena o Moscú, telón de fondo de grueso de esta novela. Una publicación que nos hará sentir como en una buena película de espías.
Irrumpe en la acción narrativa el KGB, el Servicio de Inteligencia Soviético, que forma parte importante del nudo argumental. Esta entidad influirá en el protagonista, hasta invitarle a la prudencia así como conducirle, por voluntad propia, a territorios más convencionales y seguros.
Los agentes rusos siguen al aspirante al trono de la imaginaria Livonia, tenga que intentar escapar de ellos. Entre sus páginas nos encontraremos con un caricaturesco episodio de secuestro, lo que influirá en el personaje principal. Tanto, que deja paso a una voz reflexiva que con humor y sin demasiadas pretensiones, habla de forma sólida y segura sobre la realidad que le rodea.
Acompañamos al protagonista a muchos de los cambios del siglo XX
Asimismo acerca de los cambios que se han producido en su propio país acerca de hechos de cultura y civilización. Es como si el propio Eduardo Mendoza quisiera quitar la careta a su propio personaje.
Por diferentes razones, Rufo Batalla va viajando por diferentes rincones del mundo. En cada uno de ellos se enfrentará a situaciones de lo más insólitas, haciendo que el protagonista tenga que desempeñar papeles que nunca hubiera elegido. En el momento en el que el protagonista descubre que el KGB le sigue, se dará cuenta de algo muy importante. La vida familiar y la de agente secreto no resultan fáciles de compatinar.
El lector asiste a diferentes fenómenos sociales del final del pasado siglo XX, siempre acompañado de la gran narrativa de Eduardo Mendoza, haciendo de esta publicación algo con gancho y fácil de leer.
